Esta semana bajamos a la Iglesia para celebrar, en dos grupos, el último oratorio de este curso.
Presidía el centro de nuestra reunión delante del sagrario una Biblia, una peonza y cuerdas. A partir de este juego que está tan de moda conversamos de cómo hemos ido girando todos juntos a lo largo del curso y hemos estado en silencio visualizando las mejores escenas del mismo que luego hemos compartido. La peonza iba pasando y a su alrededor enrollábamos la cuerda que cada uno tenía simbolizando que juntos hemos hecho posible hacerla bailar.
Nos hemos dirigido a Jesús que siempre nos acompaña y nos da la fuerza para que nuestra peonza gire siempre, le hemos cantado y hemos recitado un Salmo de acción de gracias. Por último, le hemos deseado un ¡feliz verano! con un beso y le hemos dicho que no nos olvidaremos de Él aunque estemos de vacaciones.
Entrañable encuentro con nuestro amigo Jesús.
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